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4 de junio de 2025

En la conciencia de un frenteamplista

Diario Republicano Por

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¿Qué siente un frenteamplista en su conciencia ante esos desastres de sus dirigentes que cada día conocemos los chilenos?

Desde el numerito de Iskia Siches, pasando por las autodonaciones y la “superioridad moral” de Jackson, siguiendo con los enredos de Crispi y su desacreditación de Isabel Allende, continuando con las groserías del embajador en España; a eso hay que sumar la formalización de Catalina Pérez, la trucha designación de Ríos al dejar la alcaldía, los continuos errores de Grau…  y como remate, todo el frenteamplismo implicado en Procultura.

Las sensaciones posibles parten por una intensa sensación de fracaso. Pero no todos los jovencitos frenteamplistas la experimentarán del mismo modo. Unos seguirán pensando que en casi todas esas situaciones ha habido algún grado de traición por parte de los implicados, que los mencionados no son dignos de pertenecer a una iglesia secular tan santa como es el Frente Amplio. Otros, más sinceros, experimentarán la convicción de que han participado de un proyecto falso y mentiroso, que ha ido quedando al descubierto en todas las situaciones descritas… y en otras muchas que aún desconocemos. De entre estos últimos, algunos desearán caducar su adhesión al Frente Amplio, para reinsertarse en alguna otra izquierda o, simplemente dedicarse a sus cosas (o sea, aprovechar la sociedad de las libertades, justamente la que han tratado de destruir).

Pero habrá otros que no querrán reconocer nada. Se cegarán. (En realidad, vienen manifestando su ceguera hace mucho tiempo). Afirmarán -ya lo están haciendo- que todo es una conspiración en su contra, que hay que seguir adelante cueste lo que cueste, que un proyecto como el de ellos triunfará contra viento y marea. Es el mesianismo, es la torpe convicción de que han sido elegidos -a pesar de su inmadurez y su inexperiencia- para liderar el país hacia el socialismo. Soberbia e ideologismo en su máxima expresión, unidas seguramente a un sentimiento de vergüenza aun no bien digerido y a un afán de poder difícil de desterrar de sus vidas.

Cuando me topo por la calle con esos viejos de la UP, visiblemente desechos por la melancolía del proyecto frustrado, me imagino desde ya a los frenteamplistas del 2070.

Gonzalo Rojas Sánchez