Entrevistas
12 de mayo de 2025Republicanos al Poder: El Ascenso de la Generación Gremialista

Forjado en las duras batallas universitarias contra la izquierda, el diputado José Carlos Meza emerge como uno de los líderes de la 'nueva generación gremialista' del Partido Republicano. Con la mirada puesta en La Moneda, este abogado y político, discípulo de José Antonio Kast, define a este grupo como 'cohesionado, con conciencia generacional' y decidido a marcar la agenda política chilena.
Por Diario RepublicanoForjado en las duras batallas universitarias contra la izquierda, el diputado José Carlos Meza emerge como uno de los líderes de la ‘nueva generación gremialista’ del Partido Republicano. Con la mirada puesta en La Moneda, este abogado y político, discípulo de José Antonio Kast, define a este grupo como ‘cohesionado, con conciencia generacional’ y decidido a marcar la agenda política chilena. En esta entrevista, Meza revela los desafíos, referentes y proyecciones de un movimiento que busca liderar el país, con la agenda de seguridad puesta como prioridad absoluta.
Sus primeros pasos en política
¿Cómo describiría su camino personal hacia la política? ¿Hubo algún hito que lo marcó especialmente?
Siempre tuve interés por los temas públicos y la política. Desde chico, en mi casa, mi papá nos hablaba de política. Pero mi primer acercamiento concreto fue en la universidad, en 2008, después de un paro y una toma que duró más de un mes. Me di cuenta de que eso también me afectaba directamente al no tener clases. Junto a un grupo de estudiantes de distintas carreras, nos organizamos y logramos que, al menos en la Escuela de Derecho, se retomaran las clases.
Ese mismo año me invitaron a participar del centro de alumnos para 2009 y, a fines de ese año, refundamos el Movimiento Gremial de la Universidad Católica de Valparaíso. Desde entonces, nunca más me desligué de estos temas.
Antes de entrar de lleno en el Congreso, ¿cuáles fueron sus principales desafíos y aprendizajes en lo público o privado?
Los principales desafíos los viví en la universidad. En 2011 fui parte del Movimiento Gremial en medio del conflicto estudiantil, cuando la toma duró cinco meses. Fue un ambiente muy adverso, con mucha violencia contra quienes pensábamos distinto al discurso dominante. Eso me ayudó a formar carácter y a no dejarme amedrentar.
Otro momento clave fue entre 2018 y 2022, cuando trabajé con José Antonio Kast. Primero como encargado territorial de Acción Republicana, y luego como director ejecutivo. Recorrer el país entero con él y aprender su forma y estilo de hacer política fue una gran escuela.
¿Hay algún referente político —chileno o internacional— que admire o con el que se identifique particularmente?
En primer lugar, José Antonio Kast, a quien considero un mentor. Converso regularmente con él, le pido consejos y me ayuda a resolver temas difíciles. También ha sido muy importante Alejandro Irarrázaval, jefe de campaña de José Antonio, y un gran amigo.
En el plano internacional, no tengo un único referente. Hay aspectos que valoro de ciertas figuras. Por ejemplo, me gusta la fuerza con la que Donald Trump defiende sus ideas, aunque no comparto todas sus posturas. También destaco el estilo argumentativo de Santiago Abascal, en España.
Gremialista de Republicanos
Se habla de una “nueva generación gremialista” dentro del Partido Republicano. ¿Cómo la definiría usted?
Es una generación de jóvenes —y no tan jóvenes— que fuimos formados en los distintos movimientos gremialistas del país. Compartimos un sentido de pertenencia con las ideas que aprendimos al enfrentar la violencia en las universidades, por atrevernos a ir contra la izquierda en esos espacios.
Muchos venimos de regiones, de universidades que no son las grandes de Santiago, pero sí muy buenas. Hoy, varios ya estamos en el Congreso; otros ocupan cargos de representación local o están postulando este año. Somos un grupo cohesionado, con conciencia generacional, que ha estado al alero de proyectos impulsados por José Antonio Kast como Calcuta, Influyamos y Acción Republicana. Llevamos años en esto y hemos sido parte de la fundación de varios de esos proyectos.
¿Qué continuidad y qué ruptura representa esta generación respecto a la tradición gremialista original?
Hay una mayor diversidad de orígenes. Algunos venimos de universidades tradicionales, otros de privadas; algunos de regiones, otros de Santiago. Pero todos somos parte de una generación que accedió a la educación superior gracias a las reformas de los años 80, durante el gobierno militar.
Conocimos la verdadera movilidad social: convivíamos personas de familias acomodadas y otras que, sin herencia alguna, logramos salir adelante. Ese Chile de igualdad de oportunidades ya no existe. Fue destruido por reformas educativas, económicas y sociales impulsadas en los gobiernos de Bachelet, y también se deterioró mucho con el segundo gobierno de Sebastián Piñera.
Ahí hay una ruptura clara. Pero en cuanto a las ideas, seguimos una línea de continuidad: tenemos formación sólida, convicciones firmes y un estilo de hacer política que no rompe con la tradición gremialista, sino que la proyecta.
¿Qué papel cree que juega esta generación en la proyección futura del partido? ¿Están marcando agenda o aún están en fase de consolidación?
Creo que muchos de los que venimos de esta generación gremialista ya estamos abriendo espacios importantes: Luis Fernando Sánchez, Juan Irarrázaval, yo mismo, y también otros como Claudia Reyes, Fernando Peña o James Argo. Hay además referentes en lo local como Romina Cifuentes, consejera regional en Arica, o Andrés Solar, concejal en Valparaíso. Hay muchos más repartidos por el país.
Este grupo es fundamental para la proyección del Partido Republicano, porque el partido es, en esencia, gremialista. Cree en el Estado subsidiario y lo defiende. Nosotros, como gremialistas, nos hemos caracterizado por nuestra formación sólida y la coherencia de nuestros principios.
Proyección en el Gobierno
¿Se imagina al Partido Republicano liderando un gobierno en el corto o mediano plazo? ¿Qué condiciones cree que deben darse para eso?
Sí, absolutamente. Me imagino al Partido Republicano liderando un gobierno en el próximo período. José Antonio Kast tiene la madurez necesaria para llegar a la más alta magistratura. Y los equipos que lo acompañamos también.
Venimos de proyectos que han sido parte del camino histórico de José Antonio: Calcuta, Influyamos, Acción Republicana, y ahora el partido. Hay personas preparadas, tanto desde cargos públicos como del mundo privado y académico. Es un equipo capacitado para liderar el país.
La condición principal que falta es ganar la elección. Hoy el país enfrenta una grave crisis de seguridad y una crisis moral profunda. Y creo que el Partido Republicano es el único que está preparado para enfrentar ambas.
¿Cuál debería ser, a su juicio, la principal prioridad programática del partido si llegara a La Moneda?
Lo primero es apagar el incendio. Enfrentar la crisis de seguridad, que es multifactorial: migración, fronteras, crimen organizado, narcotráfico. También debemos ser firmes frente a ciertos Estados vecinos que han liberalizado el flujo de criminales hacia nuestro país.
Todo en los próximos cuatro años debe enfocarse en seguridad. La infraestructura pública, por ejemplo, debe pensarse con ese foco. Un paradero tiene que estar diseñado para ser seguro. Las obras públicas deben enfocarse en construir mejores cuarteles para Carabineros. Hay que recortar gastos innecesarios y redirigirlos a mejorar las condiciones de seguridad.
En términos de gobernabilidad, ¿cómo ve la relación futura del partido con otras fuerzas de derecha, como Chile Vamos?
Primero hay que entender que los consensos no generan poder. Es el ejercicio legítimo del poder el que genera consensos.
Una vez que ganemos la elección presidencial y tengamos una mayoría o una fuerza política relevante en el Congreso, vamos a poder conversar con todos: con la centro-derecha, el centro e incluso algunas otras fuerzas. Con el Partido Comunista o el Frente Amplio, probablemente no lleguemos a ningún tipo de acuerdo. Pero en temas como seguridad, podría haber ciertos puntos en común con otros sectores.
Con Chile Vamos, sin duda, se podrán alcanzar acuerdos. Pero lo primero es llegar a los espacios de poder.